yawin |
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| El hombre volvió a suspirar; llevaba toda la noche escribiendo y necesitaba un café. Pero las ideas se amontonaban en su cabeza y sabía que, si se detenía un solo momento, desaparecerían esas geniales ideas que se agolpaban en su mente.
Mojó la plumilla en el tintero, mientras se inclinaba sobre su escritorio;y, así, se dejó guiar por su mano para perderse, palabra a palabra, entre las líneas que nacían ante sus ojos.
Un niño lloraba; aunque….. es posible… si fuese risa, no dejaría de perder interés. Porque lo importante es que desaparece. Los colores se confunden y el niño reaparece; pero ya no es niño. La edad no perdona.
Los colores vuelven a mezclarse y aparece una mujer. Se parece al niño pero, a la vez, se notan sus diferencias. Sus cuerpos se funden y el niño se convierte en anciano.
Se arremolinan los colores entorno a un lienzo hasta formar una imagen: Un hombre inclinado sobre un escritorio.
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